Desde Ribadesella/Ribeseya, se toma la carretera a Tereñes hasta llegar a un alto en donde la misma hace un giro brusco a la izquierda, en un cruce de caminos. A partir de aquí, en donde está situado el panel explicativo, se toma una estrecha carretera en descenso durante 200 metros, de donde parte un camino a la derecha que conduce al acantilado.

Una vez en el mismo, constituido por estratos grises de la Formación Tereñes inclinados en dirección al mar, se encuentran yacimientos de huellas tanto hacia la derecha como a la izquierda de la escalera de acceso. Pueden observarse allí diversas icnitas de dinosaurio, entre las que destacan cuatro rastros paralelos de ornitópodos, uno de terópodo y otro muy espectacular de estegosaurio, en el que están representadas las huellas de manos y pies.

En una pequeña ensenada situada a unos 90 metros al oeste del Peñón del Forno se encuentra un bloque suelto de arenisca rojiza,  en cuya superficie verticalizada, aparecen diversas huellas tridáctilas de pequeño tamaño creadas por dinosaurios bípedos.

A lo largo del recorrido por el acantilado existen ejemplos muy llamativos de grietas de desecación jurásicas.

 

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